
Faltaban cinco minutos para las siete de la tarde del día de su fiesta, que este año coincidía con el domingo, cuando el capataz de la Virgen se acercó al martillo para levantar por primera vez a la Señora. La primera levantá tuvo una doble dedicatoria. En primer lugar por el nuevo curso pastoral de la parroquia, que se había iniciado horas antes en la Función de la Virgen. En segundo lugar por los familiares que ya gozan de la Señora en el cielo. El golpe del martillo elevaba a la Señora del Rosario poniendo inicio a la Salida Procesional de 2007. Poco a poco, la Señora se dirigía a la capilla Sacramental quedando vuelta hacia los titulares de la Hermandad de Jesús Nazareno.
Aproximadamente pasarían siete minutos de las siete de la tarde cuando la Virgen pisó la rampa que la llevaba a la calle. La torre convirtió su gozo en repique para recibir a su Señora. El himno nacional daba paso a la triunfal marcha "Coronación de la Macarena" que llevaba a la Virgen hasta el final de la lonja entre el buen hacer de su cuadrilla de costaleros. Seguidamente la procesión giraba hacia la izquierda, modificando el recorrido del pasado año. La calle Coracha esperaba a la gloria de la parroquia.


A las ocho y veinte la Virgen abandonaba la Coracha con la tarde caída y se disponía a transitar por una calle Pescadería que recorrió a los sones de Azahar de "San Gonzalo" y "Salve Baratillera". La Cañada esperaba este año a la Virgen en sentido opuesto a como la recorriera en 2006, y en un tramo en los que ninguno de los presentes recordaba haber visto a la Señora. Continuaba así el discurrir de la Virgen que la llevaba a la calle Santa Clara. "La callejuela" veía mermada aún más su estrechez por la obras. Tan sólo veinticinco centímetros tenía el paso de margen para su transitar. De nuevo la maestría de los capataces y costaleros hizo que no hubiera sombras en el transitar de la procesión. La Virgen atravesó la calle a los sones de "Reina de San Román". Todos vimos -en palabras del capataz- como venía "dormidito en brazos de Su Madre Bendita".

El recorrido siguió triunfal hasta la apoteosis de José Lafita, donde un río humano acompañaba a una procesión que vivía sus momentos finales. A las 22:10 llegaba la Virgen a la Casa de la Parroquia, tras el esfuerzo costalero de José Lafita y Sánchez Perrier. Allí la recibía una abundantísima lluvia de pétalos de colores, muestra del fervor de los jóvenes de la feligresía que la tienen por Reina, Señora y Madre.
A las diez y veinte, con diez minutos de adelanto sobre el horario previsto, y a los sones de "Pasan los campanilleros" la Virgen regresaba a la parroquia entre el fervor y las lágrimas de sus hijos. Eran momentos de gozo, de felicitaciones, de enhorabuenas y de nostalgias... con los ojos húmedos y el corazón agradecido los zancos acariciaban el suelo de la parroquia. La Virgen resgresaba feliz al templo después de su Triunfal Procesión de Gloria. Su torre, las estrecheces de sus calles, sus callejones... sueñan ya de nuevo con la caricia de la sombra de su Señora por sus fachadas. Por delante, todo un año de susurros que se irán dejando a los pies de su altar.

¡¡VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIO!!